Estás caminando, así, tan fuerte, tan imponente, tan lleno de vos.
De la cocina a la vida en un solo paso, de la alegría al vacío, en un instante; lo que sacás de la heladera lo metés en el horno, te quedas mirando la flor, se quema, se quema, olés, corrés, ya es tarde.
La flor la pisaste mientras corrías, la comida la quemaste mientras vivías, y estás tan tranquilo, sin comida y sin vida.
Sin vida y sin comida, sin comida no hay buena vida, hay una vida con hambre, con molestia, con odio.
La pisaste, pero podes hacerla florecer, camina con el camello hasta donde encuentres una igual, o parecida, o completamente diferente; o hacela florecer de nuevo, la semilla sigue intacta junto a una parte del tallo, dale sol, dale agua, dale amor. No busques ningún camello, ningún desierto, buscá agua, agua y sol, y respirá, respirá y viví, comé, sacá otra cosa de la heladera y no te olvides de vivir, ni de mirar.
La luna va a llegar.
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